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lunes, 31 de agosto de 2015

Aprende a masticar y a mejorar tu digestión.

Comer no es sólo una necesidad, sino también un placer. El masticar pausadamente permite que disfrutemos más de la comida, y que la trituremos adecuadamente para así facilitar el proceso de digestión. 





Cuando masticamos, la comida se mueve en la boca gracias a los movimientos de los músculos faciales y de la lengua. Los dientes trituran y desmenuzan la comida hasta convertirla en una “papilla” suave y cálida – llamado “bolo alimenticio” -, lo que facilita la entrada, circulación y asimilación de los alimentos por el aparato digestivo. 
Una masticación incompleta y demasiado rápida puede contribuir a que ganemos peso – porque no permitimos que las señales de saciedad lleguen al cerebro -, estreñimiento, gases, reflujo gastroesofágico, desvío de comida a las vías respiratorias, colon irritable, hipo, y otros problemas digestivos. 
Sucede lo contrario cuando se mastica adecuadamente: los nutrientes de la comida bien molida se digieren, se asimilan y se liberan de una forma más rápida. Al mismo tiempo, la mayor permanencia de la comida en la boca hace que su sabor sea reconocido por los receptores de la lengua, que envían señales al cerebro y éste, a su vez, avisa al sistema digestivo para que libere jugos gástricos.Al masticar correctamente, los alimentos permanecen más tiempo en la boca donde la saliva funge como lubricante para que los alimentos sean más fácil de deglutir; además evita que la comida no nos agredan o irriten las vías digestivas.

Aprende a masticar

Este acto casi lo hacemos de forma inconsciente, así que si eres de los que comen demasiado rápido aquí te dejamos algunos consejitos: 
  1. Antes de empezar a comer. Inspira y espira tres veces. Te ayudará a relajarte si tienes mucho apetito o ansiedad. Al comer más relajados, nuestro sistema nervioso se calma y nos sentiremos mejor. Seremos más conscientes de cuando estamos saciados, reduciendo así la cantidad de comida.
  2. Sólo trozos pequeños. No llenes la boca del todo; utiliza el cuchillo para cortar los alimentos en trozos pequeños que puedas masticar cómodamente. De esta forma, te resultará más fácil tragarlos, evitarás rozaduras en la garganta y en el esófago, y al mismo tiempo conseguirás que tu estómago los digiera mejor.
  3. Tómate tu tiempo. Deja los cubiertos sobre la mesa mientras masticas pausadamente hasta que la comida esté bien triturada.
  4. Dedica a la comida al menos 30 minutos, come sin prisas disfrutando de los matices (sabores, texturas, aromas, colores) antes, durante y después de cada bocado.
  5. Acompaña la comida con agua pero sin abusar. Tomar pequeños sorbos mientras comemos nos ayuda a ensalivar y a que los alimentos pasen con más facilidad por el tracto digestivo.

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